INTRODUCCION

 

Este estudio forma parte de las mediciones epidemiológicas que desde hace dos décadas realizan el Instituto Mexicano de Psiquiatría y la Secretaría de Educación Pública. La finalidad de estos estudios es conocer la magnitud del problema del consumo de drogas, alcohol y tabaco, la evolución del problema y los problemas asociados al consumo.

 

A partir de ellos, es posible evaluar de una forma amplia y precisa la magnitud del consumo de sustancias en la comunidad estudiantil, establecer cuáles son los subgrupos más afectados de la población, sus características, y su dinámica familiar. Además, estas encuestas ayudan a conocer los posibles nuevos canales de distribución y los nuevos tipos de sustancias psicoactivas que les están vendiendo a los adolescentes.

 

Con el fin de dar una justa dimensión a los datos que se desprenden de este tipo de encuestas es útil tener en mente que en nuestro país, el hablar de población estudiantil no es sinónimo de hablar de población joven, ya que existe un gran número de jóvenes en los grupos de edad de más riesgo para consumir drogas, que desertan de sus estudios o no continúan con ellos, principalmente después del ciclo básico.

 

De hecho resultados de diferentes estudios señalan que el asistir a la escuela es un factor protector del consumo. Los resultados de la tercera encuesta nacional de hogares (15), señalan que el índice de consumo entre los menores de 12 a 17 años que por alguna razón habían abandonado la escuela, es más de tres veces superior que el de aquellos que continuaban estudiando (Figura A).

 

Las encuestas de estudiantes, como la de 1993, señalan que el consumo entre aquellos menores que abandonaron sus estudios el año previo (2.6%), o que no se dedicaron solamente a estudiar (0.86%), han consumido drogas en el último mes con más frecuencia  que aquellos que han sido estudiantes de tiempo completo (0.53%),

 

Las encuestas realizadas por el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia entre menores trabajadores entrevistados en sus sitios de trabajo en 100 Ciudades del país (2), señalan también el importante papel protector de la escuela. En éste estudio se observa que el consumo de drogas es 5 veces superior entre aquellos menores que han abandonado los estudios, cuando se les compara con aquellos que están matriculados en la escuela (Figura B).

 

Es importante señalar también que la mayor parte de los estudiantes no prueban las drogas y aquellos que lo hacen en su mayoría son experimentadores. Por ejemplo, en 1993 el 80% de los menores que habían usado drogas como mariguana, cocaína, alucinógenos e inhalables, solo habían experimentado con sus efectos entre una y cinco veces.

 

El uso de drogas ha mostrado variaciones importantes en cuanto al tipo de sustancias que más se consumen y en cuanto a la participación de diferentes grupos de la población. Entre 1975 y 1978, las drogas que más consumieron los estudiantes fueron la mariguana, los inhalables y las anfetaminas. Sin embargo, a partir de 1978, los inhalables se convirtieron en la droga de mayor uso, lo cual representó un problema de salud más grave, debido a sus efectos en los jóvenes quienes se encuentran en plena maduración, además de su asociación con un pobre rendimiento escolar y con conductas delictivas.

 

En los estudios hechos en el Distrito Federal, mediciones 1989, 1991 y 1993 (13), se ha observado que el consumo de tabaco se ha incrementado ligera aunque sistemáticamente, de manera que el consumo ha pasado de 44.8% a 48.2%. En tanto, el consumo de alcohol ha sufrido un aumento de casi 8% de 1991 a 1993. Por lo que respecta a las drogas, el consumo de mariguana se incrementó de 1991 a 1993 en un 0.78%, la cocaína también mostró un aumento (0.63%) y los inhalables mantuvieron una prevalencia similar cerca del 5% en las tres mediciones. En tanto, el consumo de anfetaminas se mantuvo cerca del 3.5%.  Sin embargo, datos recientes de otros estudios con poblaciones similares (9), y con población que solicita atención (10), señalan un cambio en las drogas de mayor uso, de manera que se ha incrementado el consumo de cocaína, entre otras razones debido a que su costo se ha abaratado.

 

Adicionalmente, en años recientes, se ha reportado (11) el uso de nuevas drogas (éxtasis o tachas, rohypnol, refractil), cuyas principales características son su costo relativamente barato y su alta disponibilidad en el ambiente del adolescente.

 

Las investigaciones de esta naturaleza no sólo han permitido tener un monitoreo constante de la evolución del fenómeno de drogas en México, sino que han posibilitado evaluar y conocer el impacto que diversas variables sociales, familiares, interpersonales y del individuo tienen sobre este fenómeno, con el objetivo de alimentar de manera más específica a los programas de prevención de la Secretaría de Educación Pública, como el Programa de Educación Preventiva contra las Adicciones (5), cuyo objetivo principal ha sido incorporar en la educación la estrategia de intervención preventiva integral, cuyos componentes fomentan la identificación de factores de riesgo por los docentes, padres de familia y alumnos, para fortalecer en conjunto elementos de protección.

 

En esta ocasión, la encuesta tuvo como preguntas fundamentales, adicionales al consumo de sustancias el conocer, ¿Cómo es la relación del adolescente con el maestro?, ¿Con sus padres?, ¿Cómo percibe el adolescente las normas familiares y escolares?, ¿Cómo es su ambiente familiar y cuáles son sus principales fuentes de apoyo y confianza?, ¿Cuál es la prevalencia de intento suicida, las relaciones sexuales y el abuso sexual en esta población?, ¿Cómo emplean su tiempo libre?, entre otras.