ANTECEDENTES

Prevalencia de uso de drogas en jóvenes estudiantes.

Estudios llevados a cabo entre 1976 y 1989.

 

            Desde 1975 a la fecha, el Instituto Mexicano de Psiquiatría y la Secretaría de Educación Pública, han venido realizando mediciones epidemiológicas de tipo transversal con muestras representativas de la población estudiantil de Enseñanza Media y Media Superior, para conocer las cifras de prevalencia y los subgrupos de la población más afectados por el consumo de drogas.

            Dichas investigaciones han sido efectuadas con una misma metodología, utilizando técnicas de recolección y análisis uniformes, lo cual ha permitido obtener un panorama epidemiológico adecuado de este fenómeno en la población estudiantil.

            Para recabar estos datos, se ha utilizado la técnica de autoreporte, es decir, un cuestionario autoaplicado que fue diseñado por un grupo de expertos convocados por la Organización Mundial de la Salud y probado en los diferentes países que participaron en éste proyecto, entre ellos México. Como resultado se obtuvieron una serie de preguntas estandarizadas que han demostrado tener una confiabilidad y una validez satisfactorias (Medina-Mora y cols., 1981).

            La mayor parte de estas encuestas, se han efectuado en el Distrito Federal y la zona metropolitana, en 1976, 1978, 1980 y 1989 (Castro y cols., 1978; 1980; 1982a; De la Serna y cols., 1991); así como en muestras representativas de Colegios de Bachilleres (1985) (Castro y cols., 1987a) y los Colegios de Ciencias y Humanidades (1987) (Castro y cols., 1988a). En 1976 (Castro y cols., 1978) y en 1986 (Castro y cols., 1986) se levantaron muestras con cobertura nacional de poblaciones urbanas, cuyo muestreo fue regionalizado y estratificado por tipo de escuela. En 1978 se muestrearon los estudiantes del estado de Morelos (Castro y Valencia, 1979a) y los de una zona suburbana de alto riesgo de la Ciudad de México, (Medina-Mora y cols., 1979). En 1980 se levantó una muestra representativa de los estudiantes que en tal año asistían a la Universidad Nacional Autónoma de México (Castro y cols., 1981).

            En términos generales, las mediciones realizadas informan que las drogas de mayor consumo entre los estudiantes son la mariguana, los inhalables y las anfetaminas.

            De 1976 a 1978, el consumo de mariguana aumentó de 1.6% a 4.6%, el de inhalables de 0.85% a 5.6% y el de anfetaminas de 1.7% a 2.7%. A partir de 1978, los inhalables se convirtieron en las drogas de preferencia de los estudiantes, aún por arriba de la mariguana y las anfetaminas.

            En 1978, se encontró que las zonas suburbanas podían ser consideradas de alto riesgo, debido a que el consumo de inhalables y mariguana fue mayor que el reportado en el estudio realizado ese mismo año en todo el Distrito Federal y zona metropolitana, el perfil demográfico del estudiante que había experimentado por lo menos alguna vez en la vida con los inhalables, era el de jóvenes entre 14 y 15 años de edad, en su mayoría alumnos de escuelas situadas en zonas económicamente débiles y/o marginadas.

            Para 1980, las cifras de prevalencia no habían sufrido disminuciones o aumentos significativos, detectándose un 4.4% de consumo, pero el perfil demográfico se alteró y, aunque seguían siendo los hombres los que más consumían, el promedio de edad afectado se amplía hasta los 18 años de edad, y a alumnos que asisten a escuelas ubicadas en todas las zonas socioeconómicas (marginadas, débiles, medias, medias-altas y altas).

            Las cifras globales de consumo de drogas que se obtuvieron en 1978 y 1980 no sufrieron cambios significativos, el índice de usuarios de cualquier droga fue del 12.3% en 1980.

            Después de 1980, se efectuaron otros estudios en población escolar que no fueron realizados por el Instituto Mexicano de Psiquiatría, pero que siguieron la misma metodología y técnicas de recolección de datos. En 1981 los Centros de Integración Juvenil realizaron una encuesta en población estudiantil de enseñanza media, media superior y universitaria, a través de muestras representativas de las escuelas que se encontraban en la zona de influencia de cada uno de los Centros de Tratamiento, tanto aquellos situados en la Ciudad de México y zona metropolitana, como los que se encontraban en el interior de la República. Los resultados señalaron importantes variaciones en los índices de consumo, el porcentaje global de consumo de drogas en cada una de las muestras mostró un rango de 9.4% en la zona de influencia del Centro de Nogales a 22% en la zona de influencia del Centro de Tijuana, con una desviación significativa del consumo de cocaína en la zona de influencia del centro de Guadalajara, Jal. (CIJ, 1981). Estos resultados demuestran que si bien en 1976 no se encontraron diferencias regionales, en 1981 empieza a haberlas.

            En 1985 se llevó a cabo un estudio en la submuestra representativa del estrato del Colegio de Bachilleres, situados en la zona metropolitana de la Ciudad de México, del ciclo escolar 1985-1986, los datos fueron representativos de todos los planteles, e indicaron que las drogas de preferencia eran la mariguana, las anfetaminas, los inhalables y los tranquilizantes. El patrón de consumo diario (20 veces o más en el mes anterior) obtuvo porcentajes mayores para las drogas legales: tabaco (12.6%) y alcohol (3.5%).

            El consumo diario de drogas ilegales fue inferior a 1%, la mariguana y los inhalables fueron las sustancias de mayor consumo (0.8% y 0.4% respectivamente). La prevalencia de cualquier uso ilícito de las sustancias investigadas sin incluir alcohol y tabaco, fue de 13.6%, 11.3% correspondió a usuarios leves, 1.4% a moderados y 0.9% a fuertes.

            En 1986 se realizó la segunda medición nacional sobre uso de drogas entre estudiantes de enseñanza media y media superior, del ciclo escolar 1985-1986, que asistían a escuelas ubicadas en zonas urbanas del país. El diseño de muestra contó con representación nacional y regional, fue de tipo bietápico, estratificado por tipo de escuela, la unidad de muestreo fue el grupo escolar.

            El 12% de los estudiantes del país, reportó haber usado una o más drogas, sin incluir al tabaco y al alcohol, 10.2% eran usuarios leves, 1.4% moderados y 0.3% fuertes. El uso en el mes previo al levantamiento de la encuesta no sobrepasó el 1% y el consumo diario, osciló entre el 0.1% y el 0.3%.

            Al contrastar las cifras nacionales de consumo de cada droga de 1976 a 1986, se encontró aumento del uso de mariguana, inhalables, anfetaminas y cocaína. En 1976 no se encontraron diferencias entre las regiones en que se dividió al país, sin embargo en 1986 se dieron contrastes importantes. En lo que se refiere a la prevalencia del uso "alguna vez en la vida", el consumo de mariguana obtuvo una prevalencia menor en la región sur (1.6%) en comparación con la región centro (3.1%) y la región norte (3.7%). El uso de cocaína fue mayor en la región norte (1.3%) al compararlas con la centro (0.9%) y con la sur (0.6%). El consumo de inhalables se mantuvo alto en las tres regiones del país.

            En la región norte se encontró un número mayor de consumidores moderados (1.7%) y altos (0.6%) en comparación con las regiones centro y sur. Las subregiones de mayor índice de consumo fueron la región noroccidental (Baja California y Baja California Sur, Sonora y Sinaloa) y el estado de Guerrero, especialmente en el consumo de mariguana, cocaína, anfetaminas y heroína (Rojas y cols., 1987).

            Las tendencias del cambio mostraron variaciones a nivel regional, por ejemplo, hubo un ligero aumento en el consumo de tranquilizantes en la región sur y de heroína en la región norte.

            En 1986, además del cuestionario sobre consumo de drogas, se formaron grupos de discusión para padres de familia y maestros, se aplicó una guía estructurada de entrevista sobre su opinión acerca del consumo de drogas en los jóvenes, se encontraron actitudes que pueden calificarse de negativas ya que predominaron las reacciones de autoritarismo, indiferencia y la falta de conocimiento sobre este fenómeno (De la Serna y cols., 1989).

            En 1987, se firmó un convenio entre el Instituto Mexicano de Psiquiatría y la Dirección de los Colegios de Ciencias y Humanidades, para realizar una encuesta en esta población, utilizando la misma metodología para llevar a cabo comparaciones con los resultados de los estudios anteriores.

            Al igual que los datos obtenidos en las investigaciones preliminares, esta población es predominantemente de usuarios experimentales; excluyendo al alcohol y al tabaco, las drogas más usadas son: la mariguana, los inhalables, las anfetaminas y los tranquilizantes. El uso de mariguana y el de cocaína alcanzan en esta población aproximadamente el doble con respecto al promedio nacional.

            En 1989, se realizó una medición en una muestra representativa del Distrito Federal y zona conurbada; los inhalables (4.75%), la mariguana (4.08%), y las anfetaminas (3.58%), continuaban siendo las drogas de preferencia. Al llevar a cabo una comparación entre las cifras de la última encuesta realizada en el Distrito Federal y zona conurbada de 1989, con la misma región estudiada como parte del estudio nacional de 1986, se encontró un ligero aumento en el consumo de mariguana, anfetaminas, y alucinógenos; el uso de cocaína fue el único caso de aumento estadísticamente significativo, (de 0.9% en 1986 al 1.61% en 1989) (De la Serna y cols.,1991).

            Toda esta información epidemiológica indica que de 1976 a la fecha, el uso de drogas entre estudiantes ha aumentado en cuanto a su magnitud y a su extensión y que existen importantes variaciones regionales en los índices de consumo.